Como proponente y autor de la memoria que aprobó el Ayuntamiento, con informe favorable del Cronista de Armas de Castilla y León (tal y como dispone el Decreto 105/91) y dadas las preguntas suscitadas en el pueblo y entre los naturales, me veo en la obligación de explicar cuál es la base que se tomó para obtener la forma y los colores de la bandera municipal adoptada.
Llevaba años pensando en ello porque ya durante el último mandato de Magín Rebordinos, tanto él como Alcalde, como varios de los concejales de entonces se habían dirigido a mí pidiéndome que elaborara un informe para el escudo y para la bandera. Después, aquel ayuntamiento encargó otro diseño de escudo que finalmente no ha sido adoptado, pero ese es otro cuidado.
La cuestión que ahora nos ocupa es que hablando con Magín sobre la posible bandera, un día se refirió a la «pendoneta», que aún existe —dado que el pendón de Coomonte se perdió—. Sin embargo, la pendoneta se conserva en la Iglesia y se entiende que sus forma y sus colores son idénticos a los del pendón tradicional de Coomonte.
Yo siempre pensé que en la medida de lo posible, en cuestión de símbolos, —y más para un lugar con una historia tan larga como la nuestra—, no conviene innovar demasiado. Y en todo caso, se deben incorporar las escasas innovaciones a la simbología tradicional. Por lo tanto, yo quería que tanto el Escudo como la Bandera municipales tuvieran una base histórica, un arraigo que viniera de nuestros ancestros.
Lo referente al Escudo lo explicaré otro día (está publicado en la Sede Electrónica del Ayuntamiento), pero en cuanto a la Bandera: tiene como base el pendón tradicional de Coomonte, con más de 100 años de historia conocida (¿Quizá varios siglos?) y su disposición de colores. Si acaso, el rojo oscuro (que tanto ha dado de qué hablar) en la franja superior, era, según la tradición oral, aún más oscuro en el pendón original. Incluso alguien, de cierta edad, llegó a decir que era morado. Esto último no es descartable debido a que en los tejidos tradicionales y sus tintes, el gules (rojo) acaba tornando morado con el tiempo.
Básicamente es una adaptación a forma rectangular (escala 2:3), con un triángulo blanco al batiente, en lugar del recorte del pendón, que tiene forma farpada (acabado en dos puntas al batiente). A la que se le han añadido dos franjas azules más pequeñas sobre la franja blanca central. Las franjas azules, que no estaban en el pendón, se le añaden por tres motivos:
El primero es ornamental, le da personalidad a una bandera que sin ellas quedaría demasiado generalista. El segundo, es que según el Decreto 105/91 de Castilla y León, deben coincidir los colores del Escudo con los de la Bandera, y San Marcos, por motivos fluviales, va sobre fondo azul. El tercero es geográfico: se debe a la representación de la extensa vega de Coomonte, regada por los ríos Órbigo y Eria, cada uno representado por una de las franjas.
Así pues, espero haber aclarado con esta breve explicación por qué se ha elegido este diseño para la bandera, y por qué en nuestros símbolos va un pedazo nada desdeñable de la historia del pueblo, que es lo que se pretendía.
Daniel Ortiz Guerrero.